Capítulo 69
Capítulo
69
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Lilith
Me
estaba tirando del pelo aunque dado el tiempo que llevaba haciéndolo,
ya no me dolía. ¿De dónde había dicho que venía? ¿París? Sus
ojos estaban fijos en mi pelo, cepillándolo y echándole productos
para que se viese más bonito o tal vez con algo de vida. Era una
mujer alta y estilizada, de unos cuarenta y pocos y con una expresión
seria, estirada diría yo. Atendía a las órdenes de mi madre y Mara
sin ni siquiera consultármelo aunque si lo hiciera tampoco sabría
qué decirle.
Escuchaba
los sollozos de mi madre pese a que no podía verla. Llevaba así
desde esta mañana y aún quedaban varias horas por delante. Mi
abuela y Mara intentaban consolarla pero ésta sólo podía llorar y
secarse con un pañuelo más que humedecido. No sabría decir si eran
lágrimas de felicidad o no pero lo cierto era que no había parado
de llorar y abrazarme en todo lo que llevábamos de mañana.
En
pocas horas estaría frente a un altar, de la mano de Louis y a punto
de alejarme de los Kaulitz para siempre. Eran mi familia pero no
había hueco para ellos si quería proteger a Louis y alejarme de él.
De sólo pensarlo ya me ponía mal pero no quería que esos
pensamientos me amargasen este gran día. Iba a casarme con un hombre
fantástico, que me quería más que a nada y al que no le importaba
qué era. ¿Entonces, por qué me sentía así?
-Señorita,
tiene un pelo fantástico.- Dijo la estilista con un acento parisino
más que reconocible.
-Gracias.-
Respondí con una falsa sonrisa en los labios. Llevaba todo el tiempo
haciéndonos a mi madre y a mí la pelota... Claro, era ella quien le
pagaba.
-Lilith,
estás preciosa.- Dijo mi abuela con los ojos vidriosos.
Me
miré en el espejo una vez que la estilista me terminó de poner los
pasadores en el pelo. Una chica rubia, de cabello brillante recogido
y con un flequillo ladeado que no recordaba tener me miraba
expectante. Estaba guapa pese a que no estaba aún maquillada. Sería
por el buen trabajo que había hecho esa mujer o quizá porque ya no
llevaba la Cruz. Fuera lo que fuese, estaba contenta por cómo
estaban yendo las cosas.
-Señora,
Jean Paul.- Dijo Dorotha tras aparecer por la puerta.
La
peluquera parisina quitó sus manos de mi cabeza y me sonrió
satisfecha a través del espejo. Ahora vendría el maquillaje para
prepararme para este gran día. ¿Seguirían llorando mi madre y mi
abuela?
Jean
Paul, un chico de unos treinta y con un peinado más que elaborado
entró en mi habitación junto a dos chicas. Llevaba un maletín en
la mano con lo que supuse sería su set de maquillaje. No eran
vampiros como lo era la peluquera sino humanos cuyos crazones latían
a una velocidad pausada y armoniosa. Nunca me cansaría de esa
magnífica melodía...
El
chico no tardó en ponerse manos a la obra a la vez que le decía a
las chicas que lo acompañaban qué era lo que necesitaba. Sus manos
se movían con destreza sobre mi rostro, untando cremas al rededor de
éste. Parecía profesional, tenía que serlo si mi madre lo había
contratado para que me maquillase.
-Gracias
por venir, Jean Paul.- Dijo mi madre sentada desde el sofá de mi
cuarto. Ella ya estaba peinada y maquillada, Mara se había encargado
de todo.
-No
se preocupe, señora Trümper, hubiese venido aunque tuviese a la
mismísima reina de Inglaterra esperando.- Dijo con una sonrisa.
Parecía simpático y dulce, se parecía a Nate. Recordaba que no les
había hecho mucha gracia la noticia de que me casaba con Louis, se
habían puesto serios, al igual que Bill. No había aparecido en todo
el día y eso me preocupaba.- ¿Tiene algún estilo en mente,
señorita Kaulitz?- Negué con la cabeza y él me sonrió de vuelta.
Vaya, demasiado buena persona.- Base.- Una de las chicas le pasó un
tarrito de cristal con la base de maquillaje líquida, la cual no
tardó en fundir en mi cara.
Movía
una especie de brochita con agilidad sobre mis mejillas y frente, con
una suavidad impropia de los de mi especie, algo que sólo los
humanos poseían. Luego, untó unos polvitos sobre mí y pasó a mis
ojos. Un delineador negro cubrió mi párpado superior, perfilando la
línea de mis ojos. Algo de sombra de un tono vainilla y rímel. Me
gustaba, no se parecía al look cargado que Mara me había hecho.
El
colorete dio algo de vida a mis mejillas y un tono rosado en mis
labios hizo que pareciera un poco más inocente. La combinación de
peinado y maquillaje hacía que me viese mejor, más humana, con algo
de vida.
-Estás
preciosa, cariño.- Dijo mi madre tras ponerse detrás de mí y
cruzar miradas en el espejo.- Muchísimas gracias, Jean Paul.- El
chico le sonrió mientras recogía sus cosas y las metía en el
maletín.
-Parezco...
distinta.- Mi mano se movió temblorosa por mi mejilla. Estaba suave,
como de procelana se tratase.
-Aún
te falta algo.- Mis ojos se empezaron a aguar y no estaba segura de
si era por felicidad.- Se supone que el día de tu boda tiene que ser
uno de los más felices de tu vida, cielo. Sin embargo, sigo sin ver
brillar tus ojos.- Me levanté del sillón del tocador y fui hasta la
ventana. Si seguía viendo a mi madre me pondría a llorar como una
magdalena.- ¿Eres feliz, Lilith?- Miré por la ventana. Veía los
coches que traían la comida para la fiesta, las flores y toda la
decoración.- ¿Lo eres?- ¿Lo era? No, claro que no, pero no era mi
felicidad lo que estaba buscando sino la de él.
-No
soy yo la que tiene que serlo, mamá.- Su coche estaba aparcado fuera
por lo que estaba en casa. Eso hizo que me pusiese nerviosa y
comenzase a derramar lágrimas silenciosas.
-¿Qué
sentido tiene esto entonces, Lilith?- Se acercó a mí y me limpió
con cuidado las lágrimas para no estropear el maquillaje.- El amor
es algo hermoso pero también algo horrible. Sólo las personas que
son fuertes son capaces de amar.- Yo no era fuerte, no estaba
preparada para amar...
-Tengo
miedo de que nunca pueda llegar a ser feliz, mamá.- Ella me abrazó
con fuerza y yo la rodeé con mis brazos, sedienta del amor
incondicional de una madre, una madre que había cometido errores
pero que había sabido superarlos.
-Cariño,
a veces la felicidad no está en ti sino en personas.- ¿Personas?-
Quizá tu felicidad se te está escapando porque eres incapaz de
retenerla.- Me alejé de ella y cogí aire.
-O
puede que mi felicidad haya encontrado la suya, mamá.- Ella negó
con la cabeza y me sonrió.
-Creo
que tu felicidad sigue esperándote, Lilith.
-¿Por
qué me dices esto ahora? ¿No crees que es un poco tarde?- Le
reproché.
-Porque
no quiero ver sufrir a mis hijos otra vez. Yo aprendí por las malas
y no quiero que eso te ocurra a ti.- Me respondió con esa hermosa
sonrisa maternal.
-No
hay vuelta atrás, cada uno ha decidido su camino y además...- Me
quedé pensando unos segundos si lo que iba a decir era lo más
apropiado.- Tú eres el más claro ejemplo de que no saldría bien.-
Se puso seria aunque no por estar enfadada sino por recordar una
etapa de su vida un tanto oscura.
-Una
vez leí que las personas están atadas a otras por un hilo rojo en
sus meñiques. Poco a poco ese hilo se hace más corto hasta el punto
de que esas dos personas se encuentran.- Agachó la cabeza y se miró
las manos y sus largos dedos en donde estaba su alianza.- Yo me
esforcé en tirar del hilo creyéndome que esa persona era tu padre
pero me equivoqué, esa persona no era él sino Gordon.- Cogió mis
manos entre las suyas heladas.- Deja de tirar de tu hilo, Lilith,
porque si ambos tiráis el hilo se romperá.- Dudaba mucho que él
hubiese tirado del suyo alguna vez.- Deja que sea él quien tire.- Me
dio un beso en la mejilla y se fue, dejándome confundida en medio de
mi habitación.
[…]
En
media hora estaría en el altar de la mano de Tom. Al no tener padre,
él debía de llevarme al altar al ser el hermano mayor. Era la
condición que había puesto el Consejo para que la ceremonia se
celebrase. ¿Por qué sentía que no podía respirar?
Me
miré de nuevo en el enorme espejo. Mi vestido blanco se ajustaba a
la perfección a mi silueta, dibujando mis curvas y cayendo con
delicadeza a partir de mis caderas. El velo nacía en mi cabeza a
partir de la pequeña tiara que se sujetaba en mi recogido. Estaba
guapa, demasiado para mi gusto pero una vez más, faltaba algo. Ese
brillo en mis ojos, esa sonrisa estúpida que resplandecía cuando
estaba feliz.
Los
pendientes habían sido un regalo de mi abuela Aghata, los mismos que
llevó el día de su boda. La tiara había sido de mi abuela
Elizabeth, tradición que heredó mi madre y ahora yo. Y el collar...
El collar que había elegido pasaba casi inadvertido a los ojos de
cualquiera. El cordón era muy fino y lo que colgaba de él era ese
pequeño diamante que una vez estuvo en la pulsera que Tom me regaló
por mi cumpleaños. Ahora era rojo, estaba manchado de mi propia
sangre, la cual se había colado en su interior y ahora no podía
sacar. Era bonito, quizás la joya más valiosa que llevaba puesta.
Dos
golpes sonaron en la puerta y me tensé al instante. Faltaban quince
minutos para que comenzase la ceremonia así que tendrían que ser
los encargados de llevarme hasta el recinto preparado en el jardín
para ello.
El
pomo se giró con cuidado y apareció él. Mis ojos se abrieron como
platos al igual que los suyos, acción que intentó disimular en
cuanto se dio cuenta. Llevaba el pelo recogido, con esa barba de tres
días y vestido de chaqueta. Sí, Tom vestido de chaqueta. Estaba...
estaba... simplemente asombroso.
-¿Puedo
pasar?- Dijo con un tono de voz frío y oscuro.
-Claro,
Mi Señor.- Pasó y cerró la puerta tras sí. Se quedó quieto,
observándome con sus penetrantes ojos miel.- Estás... muy guapa.-
Le sonreí con desgana.
-Gracias,
Señor.- Dio un paso hacia delante que hizo que mis sentidos se
pusiesen en alerta.
-Lilith...-
Dijo casi en un susurro. Comenzó a caminar hasta mí mientras yo era
incapaz de moverme.- Lilith.- Repitió cuando se puso frente a mí.
-Será
mejor que nos vayamos yendo, no quiero llegar tarde.- Lo ignoré y
caminé por su lado hasta la puerta. Sin embargo, él me detuvo. Me
agarró del brazo e hizo que me volviese a mirarlo, sintiendo esas
descargas electricas que nacían en su agarre y morían en mi
corazón.- Mi Señor...- Dije, mirando su mano temblar sobre mi
muñeca.
-¿Eres
feliz?- Otra vez esa maldita pregunta.
-Sí,
mucho.- Le respondí, incapaz de mirarlo a la cara.
-Mientes.-
Me soltó y me agarró la barbilla para que lo mirase.- Mírame y
dime la verdad, Lilith.- Lo miré a los ojos, viéndome reflejada en
ellos.
-Soy
feliz, Mi Señor.- Le respondí, notando como las lágrimas volvían
a formarse en mis ojos.
-¡Mientes!-
Gritó, tan fuerte que tuve que cerrar los ojos, haciendo que dos
pequeños ríos surcasen mis mejillas.- ¡¿Por qué cojones sigues
mintiéndome?!- ¡Dios, estaba enfadado!
-¿Va
a pegarme... Señor?- Me marcó con la Cruz por no ser feliz así que
ahora podría hacer cualquier cosa.
-No...-
Me soltó como si se lo hubiese recriminado, como si esa pregunta le
hubiese hecho daño.- He... he notado que has estado evitándome.- Me
sequé las lágrimas y cogí aire. No sabía a qué venía este
repentino interrogatorio pero si segía así... Tenía que poner el
muro que había estado construyendo entre nosotros estos últimos
días.
-¿Notaste
cuando intentada alcanzarte?- Dije con frialdad. Sus ojos se
achinaron y su rostro se contrajo.
-No.-
Me respondió con la misma frialdad.- Y me arrepiento cada día de no
haberme dado cuenta antes.- Di un paso hacia atrás, sintiendo como
sus palabras calaban cada vez más hondo en mi corazón.
-Ya
es tarde, estoy a punto de casarme.- Se acercó más a mí y esta
vez, fui incapaz de moverme.
-A
eso me refiero, Lilith. ¿Eres feliz? ¿Quieres hacer esto?- Desvié
la mirada hasta el suelo, pensando cómo debía responderle a eso.
-¿Por
qué me pregunta eso ahora, Mi Señor?- Dije con un nudo en la
garganta.
-Olvídate
de las formalidades, Lilith.- Me agarró de los hombros, obligándome
a mirarlo de nuevo.- Una vez me dijiste que si yo te decía que no lo
hicieses, no lo harías.- Sí, lo recordaba.
Tom,
dime que no lo haga y no lo haré.
Una
palabra tuya basta para que lo deje todo.
-Eso
fue hace mucho tiempo.- Noté como sus manos apretaban más mis
hombros, como si temiese a que saliese corriendo en cualquier
momento.
-¿Han
cambiado?- Me preguntó serio y con algo de miedo en su mirada.
-¿El
qué?- Dije confundida.
-Tus...
tus sentimientos.- El nudo en la garganta creció y el pellizco de mi
barriga se intensificó.
-¿Qué
más da? Louis es una persona maravillosa y me quiere muchísimo. Me
ha perdonado por no contarle la verdad y sigue ahí pese a que
intenté matarlo.- Lo miré directamente a los ojos, hecho que nos
contrajo a los dos.- Me preguntaste si era feliz y te dije que no. Si
ahora me preguntases te volvería a decir que no y nunca lo seré. Lo
he intentado pero no puedo.- Estaba llorando de nuevo frente a él,
haciéndome pequeña ante mi hermano.
-Te
dejé ir para que fuese feliz y no lo fuiste, es más, sigues sin
serlo. ¿Qué sentido tiene esto, Lilith?- Sus manos volaron hasta mi
cara y secó con una extraña delicadeza mis lágrimas.
-¡Basta!-
Me aparté de él y le di la espalda.- ¡No quiero que me comas la
cabeza con tonterías!- Anduve casi corriendo hasta la puerta y
sujeté el pomo con fuerza.- Voy a casarme, Tom.- Giré el pomo a
punto de salir pero algo me detuvo... Él me detuvo.
-No
lo hagas...- Dijo, más bien, suplicó.- No te cases, Lilith.- Apreté
aquel trozo de metal con más fuerza, intentando controlar todo el
huracán de sentimientos que se habían instaurado en mi pecho.- Sé
que no te he hecho feliz y dudo que pueda hacerlo algún día pero,
por favor, déjame intentarlo.- ¡Dios! ¡¿Qué estaba diciendo?!
-Deja
de jugar conmigo, Tom.- Pese a que le daba la espalda, sabía que me
estaba mirando de esa forma que sólo él sabía.
-No
estoy jugando, Lilith. Tan sólo intento explicarme a mí mismo cómo
debo mirar a la persona que amo y decirme que tengo que alejarme.-
¿Estaba jugando conmigo, verdad? ¿Había dicho que me amaba?-
Quiero que seas feliz, Lilith, pero quiero que seas feliz conmigo.-
¿Era consciente de que las lágrimas no paraban de salir de mis
ojos?- No puedes cambiarme, poner mi mundo patas arriba y luego irte.
Me prometiste que jamás me dejarías de nuevo y dudo mucho que pueda
sobrevivir cinco años más sin ti.- Giré el pomo y salí de allí
antes de que pudiese decir algo más.
Escuché
su grito llamándome antes de cerrar la puerta pero no me detuve. Me
agarré el vestido y comencé a caminar rumbo al altar. Estaba claro
que esto formaba parte de su plan, un plan para hacerme la vida
imposible de nuevo.
¿Por
qué iba a querer estar conmigo ahora que tenía a una mujer
maravillosa y estaba esperando un hijo? Sin embargo, una voz en mi
interior me exigía que me parase. La voz de aquella mujer que me
mandó a atacar a Louis lloraba desesperada para que volviese a sus
brazos.
No
podía hacerlo, no podía creerlo. Esta no era la primera vez que me
engañaba pero sí podía ser la última. Vi sus ojos brillantes,
deseosos de algo y esas palabras cargadas de... ¿sentimientos? Sí,
sentimientos. Era la primera vez que me hablaba de esa forma, la
primera vez que decía que me amaba...
Empecé
a andar con un rumbo ya marcado a la vez que sujetaba mi vestido
blanco inmaculado. Agarré la puerta y la abrí. Me daba la espalda,
miraba por la ventana perdido aunque se volvió de inmediato cuando
escuchó la puerta.
No
me pude contener y salí corriendo en su dirección. Él abrió sus
brazos y yo no tardé en refugiarme en ellos, llorando como nunca lo
había hecho, rompiendo ese muro entre él y yo.
-Lilith...-
Susurró de nuevo mientras me rodeaba con sus fuertes brazos y hundía
su cabeza en mi pelo.- Déjame hacerte feliz, creo que puedo
hacerlo.- Me separé de él y vi cómo sus ojos miel me calaban hasta
en lo más profundo de mi corazón.- ¿Qué haces?- Dijo cuando puse
mi mano en su pecho, justo encima de su corazón. Un “bum” casi
imperceptible retumbó hasta en mis huesos.
-Cuando
lo sientas, entenderás qué es lo que siento por ti.- Dije y él lo
entendió. Había sentido el latido de su corazón, algo que sólo yo
podía escuchar.- Tom...- Agarré su chaqueta y lo atraje hacia mí.-
Hazlo.- Sus ojos se volvieron azules de inmediato. Lo necesitaba, más
que yo.
-Lilith...-
Agarró la tiara y la tiró en la cama. El velo cayó a mis pies a la
vez que él se colaba en mi cuello.- El Vínculo de Sangre se volverá
a sellar.- Sus colmillos se clavaron en mi piel con fuerza, sin
ningún tipo de miramiento.
Contuve
un gemido cuando el sonido de su garganta al tragar y la sensación
de sentir mi sangre conquistar su cuerpo despertó mis instintos.
Recordaba aquella noche de mi cumpleaños en la que mi madre me había
regalado un vestido blanco precioso. En aquel entonces me había
dicho que el blanco simbolizaba pureza, algo que yo no poseía.
Aquella
noche manché mi vestido de sangre al igual que estaba pasando ahora.
Mi vestido de novia blanco se estaba convirtiendo en un precioso
vestido rojo. Ese color simbolizaba el pecado, la lujuria, el
deseo...
Ese
color simbolizaba algo que nos unía a Tom y a mí, algo que
traspasaba lo conocido, más que un sentimiento, más que el simple
amor... Era el Vínculo de Sangre.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarOh dios!! oh dios!! No puedo creerlo!!!
ResponderEliminarSabes que tras el capítulo 68 casi me da un ataque??
Por fin se lo dijo!! Fuaa xD Me siento aliviada... e intrigada nuevamente
cómo darán la noticia? :O
Una vez más enganchada!! x) esperare ansiosa el capitulo 70!!
Este es 'tu' capítulo o es un capítulo de Verito?, es que ya no me abre el foro :$$
ResponderEliminarBueno, como sea, me encantó el capitulo. Ahhh Tom es tan alskdhfgalskdjfhfg!
ResponderEliminarAl fin van a estar juntos? Espero que si. Que se muera la Eva wajaja
hermosisimo capitulo
ResponderEliminar¡Mi Dios! Me encantooooo ¿Por fin juntos? Es lo que más deseo.
ResponderEliminarAunque Louis... me da pesar por él. Esperaré más que ansiosa el próximo capítulo.
aaaaa que emociòn de verdad me encata esta historia de verdad vero muchas gracias por postear este dia de verdad que capitulo!! este tom es un amorsh y esta chica por fin abrio los ojos.. ainss que dulcura el vinculo se fortalecio :) ahora solo queda borrar del mapa a eva ¬¬ XD.
ResponderEliminarbueno cuidate mucho y feliz año nuevo :)
No quiero que acabe..! TTuTT Me encanta tú forma de escribir cada vez que leo un nuevo capítulo me sorprendes más, espero que sigas pronto, ame la parte en la que Tom le dijo a Lilith que la amaba juro que no me lo esperaba!
ResponderEliminarComo deseo que a la perra de Eva la mate Lilith como a Rachell muajajaja
Saludos Vero & sigue así~
llore ok? llore y mucho madre santa!!! quiero el capi 70 yaaaaa :3
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