Capítulo 49

Capítulo 49



By Lilith



-Los malos siempre mueren al final de la película.- Tiró la estaca al suelo llena de sangre antes de que Roses desapareciera ante mis ojos. No apartó la vista de mi padre mientras pronunciaba esa frase. ¿Es que acaso iba por él?

-Estúpida...- Susurró mi padre, aún con su brazo alrededor de mi cuello. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué de repente mi padre estaba actuando de esta manera, o peor, por qué Tom le estaba haciendo caso?- Vamos, Thomas, esa zorra se ha interpuesto entre tus planes... Puedes hacerlo, confío en ti.- Tom me miró fijamente sin que yo fuera incapaz de moverme. No estaba entendiendo nada, lo único que comprendía era que estaba a punto de morir a manos de la persona que más quería en el mundo y sólo por eso, no me resistiría a sus deseos de hacerme desaparecer de su vida.

-¿Por qué no suplicas?- La voz de Tom parecía más oscura de lo normal, más siniestra de lo que ya estaba acostumbrada. No reconocía a la persona que tenía delante, porque él no parecía ser el verdadero.- ¿Por qué no estás llorando?... ¡¿Por qué mierda dejas que hagan contigo lo que quieran?! ¡¿Es que no piensas defenderte?! ¡¿Es que vas a dejar que todos te hagan daño?!- Sus gritos me parecieron los de un loco. Tuve tanto miedo que no pude evitar cerrar los ojos, porque en un momento como este, no me extrañaba que la estaca atravesase mi corazón.

-No... No dejo que todos me hagan daño... Sólo tú puedes.- Quizás estas fueran mis últimas palabras, las últimas que le dedicaría al sicario de mi hermano, mi manera particular de decirle que lo amaba.

-¡Oh, por favor!- Dijo mi padre antes de sentir como me echaba la cabeza a un lado, dejando mi cuello a su libre disposición.- Si no lo haces tú, lo haré yo pero lo mejor será que antes probaré aquello por lo que todos se mueren.- Sentí como sus afilados y largos colmillos se clavaron en mi cuello, provocándome un dolor insufrible y que jamás había sentido. Siempre pensé que el que sentía cuando Tom me mordía era el peor, pero este estaba demasiado alejado del que llegaba a sentir con él. El dolor placentero de los colmillos de mi hermano, al asco repugnante que me daba los de mi progenitor.

-Pa... Para.- Llegué a susurrar. Abrí los ojos un poco para ver qué estaba haciendo Tom y el porqué no me ayuda. Era obvio que no lo haría pero simplemente quería verle por última vez.- Due... Duele.- Sentía a mi sangre deslizarse por mi cuerpo y caer al suelo, todo bajo la atenta mirada de mi hermano, sin embargo y pese a ese fuego abrasador en mi cuello, no grité. Mi hermano se había quedado hierático mirando tan macabra escena. Y por mucho que me doliese, por mucho que sintiera como mi cuerpo poco a poco se iba apagando, ver a Tom mirándome me hacía olvidar todo.

-Basta.- Dijo, o eso creía. Ya no escuchaba la sangre caer, ya no veía con claridad a mi asesino particular... ¿Era así como tenía que morir?¿Era así como la mala de la película tenía que acabar?- ¡Basta!- Sentí mi cuerpo caer al suelo sin fuerza. No noté ningún dolor, ni el golpe que en teoría debí darme, no sentí nada salvo el fuego recorriéndome las venas. 

-¡Lilith!- Abrí los ojos un poco ante alguien que me llamaba. Bill me miraba preocupado, sus ojos estaban llenos de sangre y abiertos enormemente. Me incorporó o eso creía ya que sentí mi cuerpo flotar.- Tranquila, ya estoy aquí.- Vi como se llevaba la muñeca a la boca y se mordía, para después ponerla en mis labios. No fui capaz de resistirme, dado que mi cuerpo me lo pedía, y la bebí. Sabía distinta a la de Tom pese a que eran gemelos. Era la sangre de mi hermano y aun así, me seguía pareciendo tan extraña como cuando probaba la mía. ¿Por qué me estaba dando su sangre? ¿Es que acaso no sabía que eso estaba prohibido entre los miembros de una familia?- ¿Mejor?- Asentí con la cabeza mientras Bill me limpiaba la sangre que manchaba mi boca.

De repente, oí unos golpes demasiado fuertes como para pasar desapercibidos. Miré hacia donde provenían y quizás fue lo peor que había hecho hasta el momento. Tom estaba sentado sobre el cuerpo de mi padre, con la cabeza de éste en las manos mientras la golpeaba contra el suelo. Era sangre todo lo que veía y el sonido del cráneo (o lo que quedase de él) de mi padre rompiéndose contra el suelo. Ignoré por completo los gritos que Tom estaba dando porque la simple escena me helaba la sangre.

-No mires.- De pronto, todo se volvió oscuro. Bill me había tapado los ojos con su mano y me había abrazado para que no me moviese. Aun así, escuchaba el crujir de los huesos y el olor de la sangre inundar el salón hasta entrarme ganas de vomitar.- Tom...- Bill susurró su nombre, el nombre que le habían puesto al mismísimo demonio.- Es suficiente.- Los ruidos cesaron y con ellos, los gritos ensordecedores de Tom. Escuché sus pasos resonar en la sangre del suelo y su respiración agitada calmarse.- Está asustada.- Apreté la camiseta de Bill entre mis dedos. No quería que hablase con él de mí, no quería que Tom me viese ahora mismo, es más, ni siquiera sabía qué era lo que quería exactamente.- Vete, yo me ocupo de todo.- Y aunque Bill le hubiese dicho eso, yo seguía sintiendo su mirada atravesar cada célula de mi cuerpo. ¿Por qué no se iba? No quería verlo ahora, no necesitaba que estuviese ahí, no quería que me mirase y me sonriera... Ahora no lo quería cerca.

Oí como se alejaba con pasos lentos y como cerraba la puerta al marcharse. Hundí más si cabía mi cabeza en el pecho de Bill y me agarré fuertemente a él antes de empezar a llorar como una histérica. Él sólo me abrazó y me acarició el pelo. Ni siquiera me sentía digna de todo este apoyo por su parte cuando antes le había gritado y casi echado a patadas de mi habitación.

-Tranquila, ya ha pasado todo.- Envidiaba su entereza. ¡¿Cómo podía estar tan bien después de haber visto como su hermano mataba a su propio padre?!- Ven, tenemos que irnos antes de que vengan.- Bill me ayudó a ponerme de pie aun sabiendo que yo sería incapaz de hacerlo dado que todavía me temblaban las piernas.

Empezamos a andar lentamente mientras mi cabeza daba millones de vueltas a todo lo que había visto. Roses se había interpuesto entre la estaca y mi padre, pero su muerte no había servido para nada. Tom había matado a nuestro padre y por muchas explicaciones que intentara buscarle, no tenía justificación para sus actos.

Si era por lo que Bill me había contado sobre la infancia de su gemelo, en cierta forma podría comprender el resentimiento que Tom pudiese sentir por nuestro padre pero eso no significaba que tuviese la suficiente sangre fría para matarlo de esa forma tan... escalofriante. ¡¿A quién pretendía engañar?! ¡Claro que él era capaz de hacer eso y muchas cosas más! Sin embargo, aún me costaba reconocer que fuese el mismo Tom que me había tocado tantas veces con tanta delicadeza...

-Lilith, escúchame bien.- Cuando quise darme cuenta, ya estaba en mi habitación, con todo a oscuras y con Bill mirándome fijamente.- Sé que decirte esto ahora, cuando estás en estado de shock, no va a servir para mucho pero tienes que recordarlo.- Sus manos temblorosas atraparon mi cara con suavidad.- No puedes decirle a nadie lo que ha pasado, ni siquiera a gente de nuestra propia familia. ¿Eres consciente de lo que pasaría?Nos juzgarían a ti, a Tom y a mí por no haber hecho nada por salvar a Jörg. La única diferencia, es que si saben que fue su propio hijo el que lo asesinó, mataran a Tom de una manera más cruel de lo que él ha hecho.- Mis ojos empezaron a arder aunque me contuve para no derrumbarme ante mi hermano.- Lilith, sé lo difícil que es esto para ti pero sólo tú puedes protegernos... Te lo ruego, no menciones ni una  palabra sobre lo que has visto.- Asentí débilmente con la cabeza para que posteriormente, Bill me besara en la frente y se fuera.


By Bill


-¿Tom, puedo pasar?- Me encontraba frente a la puerta de mi habitación, donde mi hermano permanecía encerrado desde que se marchó del salón. Sentía su furia, su odio, su dolor... atravesar las paredes y golpearme de pleno en la cara. Mi cuerpo se encogía al notar como las sensaciones de mi hermano recorrían mis venas y me helaban la sangre. Aunque eso ocurriera siempre, nunca entendería lo que realmente sentía Tom, jamás conocería que encerrada en lo más profundo de su alma.- Me da igual, voy a entrar.- Al no recibir respuesta, abrí la puerta y entré con cuidado.

Estaba todo oscuro, las cortinas estaban echadas y lo único que podía percibir de mi gemelo era su respiración agitada. Anduve con cuidado hacia el interior para no provocar en él una sensación de amenaza. Sabía que Tom en este momento no era el mismo sino una especie de bestia sin raciocinio y dispuesta a atacar a todo lo que tuviese delante.

Conseguí encontrar el interruptor de la luz para ver mejor a quién me enfrentaba. Estaba tirado en la cama, con los ojos abiertos como platos y rojos. Se apretaba con fuerza la cabeza intentando evitar que las voces que lo atormentaban, se hiciesen con el control de sus pensamientos.

-¿Es... Estás bien?- ¡Qué pregunta más tonta! ¡¿Cómo iba a estar bien?! Esas voces cada vez se hacían más fuertes y terminarían por matar a Tom, o peor, Tom terminaría por acabar consigo mismo.

-Haz que se callen.- Dijo con un hilo de voz.

-¿Crees que no me gustaría hacerlo, Tom? Acabar con ellas para siempre es lo que más deseo en este mundo.- No pude evitar sentirme impotente ante esta situación. Siempre había querido ser yo la solución a los problemas de Tom, poder quitarles esas voces que lo llevaban a intentar suicidarse un día tras otro...

-¿Por qué Lilith no está en la puerta llorando como una cría?- Miré hacia la puerta intentando encontrar, como otras veces, la presencia débil de Lilith al otro lado. Ella nunca se atrevía a entrar por miedo a las reacciones de Tom y hoy, ni siquiera se había molestado en preguntarme por él.- Ahora me odia más.- Cogí todo el aire que puede para controlar mis palabras antes de que salieran.- Ha visto el verdadero Tom, del que la he intentado apartar todo este tiempo... Lo ha visto y lo odia.- Si no viera su boca moverse, no diría que era Tom el que pronunciaba aquellas palabras. Las decía sin pensar, sin intentar ocultar sus “sentimientos”...

-Está asustada, eso es todo.- Era eso lo que yo pensaba, aunque sabía que en el fondo, Lilith ya no estaba tan segura si quería permanecer así toda la eternidad.- Tom, ella te quiere pero ver eso le ha supuesto un trauma.- Intenté convencerlo sin mucho éxito, lo único que conseguí fue que se incorporara en la cama.

-¿Por qué se callan cuando ella está cerca si la odian?- Sus ojos rojos se clavaron en los míos dejándome ver la frialdad de su ser a través de ellos.

-No se callan, simplemente dejas de escucharlas porque ella es más importante para ti.- Sus ojos cambiaron a su color natural y su cuerpo se relajó de repente.

-Es eso precisamente a lo que le tengo miedo.- ¿Q... Qué había... dicho? ¿Miedo? ¡¿Tom tenía miedo?!

-¿Miedo? Tú no le tienes miedo a nada...- Él sonrió de medio lado, esa sonrisa tétrica y que dejaba petrificado a cualquiera.

-Tengo miedo a perderla.- Abrí los ojos incrédulo. Tom se estaba sincerando por primera vez en su larga vida y no era una broma típica de él, era verdad... lo sentía.- Cada vez que pienso que puede dejarme solo otra vez, me da auténtico pánico.

-Ella nunca te dejará solo, te quiere.- Él negó con la cabeza.

-Ya no lo hace. Está harta de mí, de que la engañe, le grite y la trate como una mierda.

-¡Pero eso puedes arreglarlo, Tom! ¡¿Por qué no le dices todo esto a ella?!

-Porque no me salen las palabras cuando está delante.

-¿Quieres decir que... que estás enamorado de ella?- Tom se volvió a dejar caer en la cama y respiró hondo. Sabía que no me contestaría a esa pregunta, Tom nunca decía lo que sentía, pero como siempre, nunca sabría con exactitud cómo reaccionaría...

-Estoy completamente enamorado de ella...


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